Mientras las cepas de Albillo Mayor se preparan para el invierno almacenando reservas para el año que viene, en el laboratorio de bodega, enólogo y bodeguero experimentan –y gozan como niños, todo hay que decirlo–, con los acabados de esta nueva criatura blanca que se desplegará en los próximos meses en tres vertientes: la joven, que verá la luz a principios de año; la versión con crianza, envejecida sobre lías y en barrica, que podréis disfrutar a partir de junio, y el espumoso, de 11,4 grados, que bien fresquito dará que hablar, allá por el mes de mayo, cuando hace «la calor»…
Así que aunque os parezca que reina la calma y que tenemos la mente en blanco, no nos aburrimos, no, …la tenemos en el blanco, y por supuesto en los tintos, que siguen dulcemente sus caminos habituales para llegar a vuestras copas.