Que no sólo de vino vive el hombre es una realidad incluso en la Ribera del Duero: tras la vendimia, mientras el mosto ruge en los depósitos veguillanos, borbotean las marmitas con la salsa de tomate de la huerta, se embotan las peras al vino… y se catan las colmenas, donde las abejas terminaban de preparar la cosecha del año, óptima a pesar de que el calor y la sequía nos obligaron a llevarles agua durante el verano. Espliego, tomillo, girasol, romero, mielato de encina se despliegan en el dorado elixir que sintetiza los sabores del monte bajo de la Ribera del Duero, y todas las cualidades organolépticas de las aromáticas que sirven de alimento a las abejas.
Diez colmenas, ubicadas entre las viñas altas del pago de Los Barcos de las que hemos cosechado 160 kilos y que ya están disponibles a toque de clic https://www.vinoslaveguilla.com/tienda-online/productos-de-nuestra-finca/miel/ . La nueva y fragante añada despliega un abanico de colores anaranjados, con toques blanquecinos, y es golosona, sin ser empalagosa. El sabor es increíble, sutil y complejo, con predominio, esta vez, de la lavanda… Así que ya sabes, tras cada bote de miel, no hay sólo un súper alimento, sino una sabrosa contribución a la conservación de las abejas y la biodiversidad.
